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domingo, 15 de junio de 2014

EN MEMORIA DE GERTRUD KOLMAN



1943
Las fábulas forradas de aparente verdad buscaron escenario apropiado. Se representó la comedia y fue elegido deliberadamente el personaje para engañar a los mentecatos.
 
La mentira había puesto sus hábitos de seducción.

Se abrieron las carteras de los crédulos y los depredadores las vaciaron;  la de los otros también.

Había nacido un nuevo partido con sus claves secretas, sus reglamentos estrictos y las ovejas de siempre, vendados los ojos, aplaudieron el prometedor milenio de gozo y prosperidad.

Berlín se llenó de desfiles y uniformes. El carismático hechicero de la tribu, luciendo su bigote de cepillo, predicó ladrando las consignas de una supuesta raza de nacionalistas salvadores.

Los coderos, los crédulos sin guerrera ni sable, los grandes de alma, fueron incinerados sin que las lágrimas de Jehová pudieran apagar los hornos. A lo mejor fue una prueba más para el sufrido pueblo de Abrahán.

Los que hemos llegado a ti a través de tus obras, también te lloramos, Gertrudis.



(En memoria de la poetisa judía-alemana, Gertrud Kolmar, deportada a Auschwitz y asesinada en 1943.)





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